Terror en el panteón

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Noemí Ariadna Sandoval Abarca
Antonio Carmona Bermúdez
Eduardo Clemente Reséndiz Rodríguez

Se dice que todas las noches, en punto de las doce, se abren las puertas del más allá. ¿Será cierto que los muertos hacen sus pachangas en la oscuridad? Desde hace mucho tiempo, visitar un panteón de noche ha sido una actividad interesante y llena de adrenalina. Sobre todo en el mes de noviembre, “mes de los muertos”, muchos chavos se dedican a visitar estos lugares para ver si es neta que espantan.

Un panteón tiene la fama de ser uno de los lugares más terroríficos por la noche, ya que es donde se sepultan los cuerpos de personas que han abandonado esta dimensión. Existen varias leyendas urbanas, que cuentan la historia de apariciones extrañas que hacen enchinar la piel. La famosísima Llorona, el hombre de las cadenas, la señora cara de caballo, el chupacabras, casas embrujadas, el hombre lobo, la novia, entre otras.

Fuera de la realización de sepulcros, un panteón también es visitado muy seguido por las señoras brujas. Estas personas se dedican a hacer rituales y conjuros en este lugar, se dice que la tierra de panteón es perfecta para este tipo de actividades porque contienen las energías propias de los sufrimientos de los difuntos y de los vivos que los lloran, así como de las almas en pena que rondan entre las lápidas del camposanto, por eso se ha empleado en terribles rituales de magia negra que pueden causar una simple enfermedad, o hacer que la víctima caiga en el abismo insondable de la muerte.

Esta semana nos dirigimos al Panteón Jardín, ubicado en dicha colonia. Antes de entrar, la señora Hilaria Hernández, vecina de todos los difuntos, nos contó una pequeña anécdota: “Llevo 14 años viviendo a metros de las tumbas, cuando estaba embarazada de mi primer hijo, hace 13 años, me gustaba asomarme a ver el monte por las noches, y siempre veía cómo una señora escalaba por la parte más fea del monte, tomaba cosas del suelo, las guardaba en su morral y después las comía al llegar arriba. Después de 5 meses de rutina, un buen día me miró fijamente y me dijo que si la seguía espiando, se iba a llevar a mi bebé. Vuelta loca, me puse a preguntar a los vecinos si sabían de ella, me dijeron que tuviera mucho cuidado, porque hace 20 años esa señora había enterrado vivos a sus hijos porque se había comido parte de ellos y le gustaba hacer eso con los bebés nuevos en el vecindario. Durante años, no me daba miedo, pienso que si hoy la viera, sólo me pondría a llorar. Dicen que la señora pasea por todo el panteón y se come la carne de los recién enterrados, y ya ha matado del susto a tres muchachos”.

La entrada al cementerio fue a las 10 de la mañana. La fresca mañana del día sábado nos indicaba tranquilidad en el lugar, y que todos los empleados del lugar llevaban pocas horas de haber iniciado sus labores. Platicamos con dos sepultureros, un barrendero y una señora que vende dulces. Les pedimos que nos hablaran acerca de su trabajo y si habían visto o escuchado hablar de acontecimientos extraños en el lugar, y las historias fueron las siguientes.

Don Jesús (sepulturero): “Me gusta mi trabajo, lo tengo desde hace 20 años. Estoy aquí de 7 de la mañana, a 8 o 9 de la noche y no… nunca he visto nada raro. El panteón es un lugar muy tranquilo, a mí me encanta estar aquí, luego uno puede echarse una chelita, trabajar y no pasa nada. Puro cuento eso de que dicen que espantan, yo me la paso enterrando gente, arreglando lápidas, acarreando agua y no pasa nada. No se crean, este lugar es bien tranquilo, y está re’ bien, estar y trabajar aquí, uno se la pasa muy a gusto”.

Don Guadalupe (sepulturero): “Está bien tranquilo esto de trabajar en el panteón. ¿Qué les digo?, a mí me gusta mucho, llevo trabajando aquí más de 15 años. ¿Saben quiénes sí espantan? Los vivos, esos vienen y se roban las cruces, y cosas que encuentren de valor, a esos sí ténganles miedo, pero puro cuento. Este lugar es muy tranquilo”.

Doña Mary (vendedora de dulces): “Yo trabajo aquí de 8 a 8. Lo más tarde que me he quedado es hasta las 9, y nunca he visto nada raro, todo está tranquilo, no da miedo, tengo varios años ya aquí y nada pasa, no hay que tener miedo, sólo tenerle respeto a los muertitos”.

Don Pedro (barrendero): “Este panteón, es muy tranquilo. Pero un compañero que tuve yo aquí trabajando, me contó que cuando le tocaba vigilancia nocturna de capilla, hasta acá arriba, siempre veía a un señor pasar en la madrugada. Una noche, le preguntó si no le daba miedo pasar tan noche por ahí, y dice que le respondió que sólo cuando estaba vivo, ¿cómo ven?”.

¿Ya tienes un lugar que visitar este 1 y 2 de noviembre? Si no te convencieron estas historias, te gusta la adrenalina y no le temes a acontecimientos sobrenaturales o de otra dimensión, te invitamos a que visites el Panteón Jardín, un lugar “muy tranquilo”. ¿Deseas verificarlo?

4 comentarios en “Terror en el panteón

  1. maría Isabel quiroz mejía

    En mi opinión es un texto muy interesante me llamo la atención pues ami me gustan todos esos tipos de historia y de leyendas y lo que pasa en los panteones es un texto bueno que te habla hacerca de lo que sucede en cada panteon.

    Se lo recomiendo a todas aquellas personas que les encanta todo este tipo de leyendas y los que nunca creen en eso que hay leyendas que si son verdaderas y muy buenas

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